XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

“Con el amor al prójimo el pobre es rico; sin el amor al prójimo el rico es pobre”. San Agustín

SOLO EL AMOR DA FELICIDAD

En el evangelio de hoy Jesús narra la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro. El primero vive en el lujo y en el egoísmo, y cuando muere, acaba en el infierno. El pobre, en cambio, que se alimenta de las sobras de la mesa del rico, a su muerte es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios. «Felices ustedes los pobres —había proclamado el Señor— porque de ustedes es el reino de Dios» (Lc 6, 20). Pero el mensaje de la parábola va más allá: recuerda que, mientras estamos en este mundo, debemos escuchar al Señor, que nos habla mediante las Escrituras, y vivir según su voluntad; después de la muerte, será demasiado tarde para enmendarse.

Por lo tanto, esta parábola nos dice dos cosas: la primera es que Dios ama a los pobres y los levanta de su humillación; la segunda es que nuestro destino eterno está condicionado por nuestra actitud; nos corresponde a nosotros seguir el camino que Dios nos ha mostrado para llegar a la vida, y este camino es el amor, no entendido como sentimiento, sino como servicio a los demás, en la caridad de Cristo.

Por una feliz coincidencia, (pasado) mañana celebraremos la memoria litúrgica de san Vicente de Paúl, patrono de las organizaciones caritativas católicas. En la Francia del 1600 conoció el fuerte contraste entre los más ricos y los más pobres. Como sacerdote, tuvo ocasión de frecuentar tanto los ambientes aristocráticos como los campos y las barriadas de París. Impulsado por el amor de Cristo, Vicente de Paúl organizó formas estables de servicio a las personas marginadas, dando vida a las llamadas «Charitées», las «Caridades», o bien grupos de mujeres que ponían su tiempo y sus bienes a disposición de los más marginados.

De estas voluntarias, algunas eligieron consagrarse totalmente a Dios y a los pobres, y así, junto a santa Luisa de Marillac, san Vicente fundó las «Hijas de la Caridad», primera congregación femenina que vivió la consagración «en el mundo», entre la gente, con los enfermos y los necesitados. Queridos amigos, ¡sólo el Amor con la «A» mayúscula da la verdadera felicidad! (Benedicto XVI, Ángelus, 26/09/2010)

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

Venir aquí para celebrar la Eucaristía no significa escapar de nuestra vida, olvidarla para ponernos ante Dios. No. Celebrar cada domingo la Eucaristía es celebrar que el Señor se hace presente en medio de nuestra vida cotidiana, para acompañarnos en nuestras ilusiones y temores, nuestras esperanzas y desengaños. Y para acompañarnos también, de un modo especial, en el esfuerzo por ser fieles al Evangelio.
Por eso, al comenzar nuestra celebración, pongamos sobre el altar del Señor toda nuestra vida y los proyectos para la nueva semana que empezamos.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 25 de Setiembre.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

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