La Virgen nos ayude a ser astutos para asegurarnos no el éxito mundano, sino la vida eterna.
OBRAR ASTUTAMENTE
La parábola del Evangelio de hoy tiene como protagonista a un administrador astuto y poco honrado que, acusado de haber despilfarrado los bienes del patrono, está a punto de ser despedido. En esta difícil situación, no recrimina, no busca justificación ni se deja desanimar, sino que busca una salida para asegurarse un futuro tranquilo: robar a su amo por última vez. Se trata de hacer amigos con la corrupción y obtener gratitud con la corrupción, como desgraciadamente hoy es habitual.
Jesús presenta este ejemplo no como una exhortación a la deshonestidad, sino como una astucia. La clave para leer esta historia está en la invitación de Jesús al final de la parábola: «Gánense amigos con las riquezas injustas, para que, cuando les falte, los reciban a ustedes en las moradas eternas». Esto parece un poco confuso, pero no lo es: las “riquezas injustas” son el dinero -también llamado “estiércol del diablo”- y en general los bienes materiales.
La riqueza puede empujar a la gente a construir muros, crear divisiones y discriminación. Jesús, por el contrario, invita a sus discípulos a invertir el curso: “Ganar amigos con las riquezas”. Es una invitación a saber transformar bienes y riquezas en relaciones, porque las personas valen más que las cosas y cuentan más que las riquezas que poseen. Si somos capaces de transformar las riquezas en instrumentos de fraternidad y solidaridad, nos acogerá en el Paraíso no solamente Dios, sino también aquellos con los que hemos compartido, administrando bien lo que el Señor ha puesto en nuestras manos.
Hermanos y hermanas, esta página evangélica hace resonar en nosotros la pregunta del administrador deshonesto, expulsado por su amo: «¿Qué haré, pues?». Frente a nuestras carencias y fracasos, Jesús nos asegura que siempre estamos a tiempo para sanar el mal hecho con el bien. Que los que han causado lágrimas hagan felices a alguien; que los que han quitado indebidamente, donen a los necesitados. Al hacerlo, seremos alabados por el Señor “porque hemos obrado astutamente”, es decir, con la sabiduría de los que se reconocen como hijos de Dios y se ponen en juego por el Reino de los cielos. (Francisco, Ángelus, 22/09/2019).
DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
Hoy es domingo. Como todas las semanas, éste es un día dedicado al descanso, a la vida de familia, a visitar enfermos o colaborar en tareas colectivas.
Pero el domingo tiene para nosotros, los cristianos, otro sentido muy fundamental. Es el día de nuestro encuentro comunitario, el día en el que nos reunimos ante el Señor y nos alimentamos de su Palabra y de su Pan de vida. Por eso estamos aquí reunidos. Que nuestro encuentro nos aumente la fe, la esperanza y el amor.
Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 18 de Setiembre.
Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima
Fuente: Salesianos Perú