XXIX Domingo del Tiempo Ordinario

El fruto de la confianza es la oración.

ORAR CON FE Y CON INSISTENCIA

Son tres las parábolas donde Jesús habla de la oración, a saber: el amigo inoportuno, la viuda y el juez, el fariseo y el publicano. La tercera se enfoca en la oración humilde, mientras las dos primeras tienen algo en común y es el hecho de orar con insistencia y sin desanimarse. La oración es un tema reiterativo en el Evangelio de Lucas, que presenta a Jesús viviendo una experiencia única de relación con su Padre. Acostumbraba a tratar filialmente con Él, con diálogo cercano, obediente y familiar. Su oración era dinámica, viva, compartida. Sus discípulos lo contemplaban con asombro. Era una oración íntima, pero no intimista; personal, pero no egoísta; profundamente mística, pero no abstracta.

Hoy nos ilumina el relato de la viuda y el juez. Por la época, abundaban los jueces inicuos y ser viuda era expresión de una existencia en soledad y desamparo. La pobre viuda, pidiendo justicia, no tenía en principio posibilidad alguna de vencer a su adversario y tampoco de ser escuchada, pero insistió, hasta que el juez malo cedió para desembarazarse de ella.

Enseguida viene la aplicación a la vida: si el sólo hecho de pedir obliga a alguien “malo” a dar lo que le piden, es imposible que Dios, que es amor y misericordia, no nos dé su justicia, pues nos ama entrañablemente. La expresión final de Jesús: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”, puede significar: ¿Será constante esa súplica al Dios de justicia, hasta que el Señor venga? Dios es justo, pero su justicia exige fe.

Hoy se nos invita, pues, a orar insistentemente, pidiendo a Dios su justicia. Pero la vida de oración sólo es posible cuando hay fe, la que debe mantenerse hasta el último día. Dios no es indiferente al clamor de sus hijos, que le piden justicia. Si ahora parece callar es tan sólo porque nos escucha y espera darnos al fin la respuesta definitiva. Nuestra vida terrenal tiene un final, al término de ella Cristo vendrá de nuevo. ¿Encontrará fe en nuestros corazones? (JAP)

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO

Jesucristo nos ha convocado un domingo más a celebrar la Eucaristía. Esta invitación del Señor tendrá, en este domingo, un sentido especial. Nuestra mirada se extiende hasta el mundo entero, pues celebramos el Mes Misionero.
Sentimos con especial intensidad la llamada del Señor a hacer que su Evangelio alcance a toda la tierra. Y estamos especialmente atentos a la labor que un gran número de hermanos nuestros, los misioneros y misioneras, llevan a cabo en muchos lugares del mundo. A veces con graves dificultades, a veces hasta sufrir la muerte.

Hoy se nos llama a sentir como nuestra su labor, y a colaborar generosamente con ellos.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 16 de Octubre.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

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