XXII Domingo del Tiempo Ordinario

María nos ayuda a reconocernos como somos, es decir, como pequeños; y a alegrarnos de dar sin nada a cambio

ESCALADORES DE LOS PRIMEROS PUESTOS

El Evangelio nos muestra a Jesús participando en un banquete en la casa de un líder de los fariseos. Jesús observa cómo los invitados se apresuran a llegar a los primeros lugares. Es una actitud bastante extendida para afirmar una supuesta superioridad sobre los demás. Esta carrera hacia los primeros lugares perjudica a la comunidad, tanto civil como eclesial, porque arruina la fraternidad. Todos conocemos a esta gente: escaladores, que siempre suben para arriba.

Frente a esta escena, Jesús cuenta dos parábolas. La primera se dirige al invitado a un banquete y le exhorta a no ponerse en primer lugar, «no sea —dice— que hayan invitado a otro de más categoría que tú y el que los invitó a ti y al otro, te diga: “Cédele a este tu sitio”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto». Jesús nos enseña que no debemos buscar por nuestra propia iniciativa la atención y consideración de los demás, sino más bien dejar que otros nos la presten. Jesús nos muestra el camino de la humildad porque es el más auténtico, lo que también nos permite establecer relaciones auténticas.

En la segunda parábola, Jesús se dirige al que invita y, refiriéndose a la manera de seleccionar a los invitados, le dice: «Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder». Aquí Jesús va contracorriente, manifestando la lógica de Dios. Y añade la clave para interpretar este discurso. ¿Y cuál es la clave? Una promesa: si haces esto, «se te recompensará en la resurrección de los justos».

Esto significa que quien se comporte de esta manera tendrá la recompensa divina, muy superior al intercambio humano: ‘Yo te hago este favor esperando que me hagas otro’. No, esto no es cristiano y suele distorsionar las relaciones, las hace «comerciales», introduciendo un interés personal  en una relación que debe ser generosa y libre. En cambio, Jesús invita a la generosidad desinteresada, a abrir el camino a una alegría mayor, la
alegría de ser parte del amor mismo de Dios que nos espera a todos en el banquete celestial. (Francisco, Ángelus, 1/09/2019)

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Todo lo recibimos de Dios. Él nos ha llamado a la fe, nos ha llenado de su amor, nos invita todos los domingos a la mesa de la Eucaristía. Todo lo recibimos de Dios y nosotros queremos responder con agradecimiento, y con ganas de vivir como él espera de nosotros.
Hoy hemos recibido de nuevo su invitación y aquí estamos, reunidos en torno a a su mesa. Que Él sea, hoy y siempre, nuestra fortaleza.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 28 de Agosto.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

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