Dios llama a quien quiere, sin importarle la situación de cada uno. Amós no era “profeta o hijo de profeta”, sino pastor y cultivador de higos, y el Señor lo eligió y lo envió.
UN CENTRO, UN ROSTRO
El Evangelio de hoy narra el momento en el que Jesús envía a los Doce en misión. Después de haberles llamado por su nombre uno por uno, «para que estuvieran con él» escuchando sus palabras y observando sus gestos de sanación,
entonces les convoca de nuevo para «enviarlos de dos en dos». Son una especie de «prácticas» de lo que serán llamados a hacer después de la Resurrección del Señor con el poder del Espíritu Santo. El pasaje evangélico se detiene en el estilo del misionero, que podemos resumir en dos puntos: la misión tiene un centro; la misión tiene un rostro.
El discípulo misionero tiene antes que nada su centro de referencia, que es la persona de Jesús. La narración lo indica usando una serie de verbos que tienen Él por sujeto — «llama», «comenzó a mandarlos», «dándoles poder»,
«ordenó», «les dijo» —, así que el ir y el obrar de los Doce aparece como el irradiarse de la presencia y de la obra de
Jesús en su acción misionera. Esto manifiesta cómo los apóstoles no tienen nada propio que anunciar, ni propias capacidades que demostrar, sino que hablan y actúan como «enviados», como mensajeros de Jesús.
Este episodio evangélico se refiere también a nosotros, llamados a testimoniar, en los distintos ambientes de vida, el
Evangelio de Cristo. Y también para nosotros esta misión es auténtica solo a partir de su centro inmutable que es Jesús.
La segunda característica del estilo del misionero es, por así decir, un rostro, que consiste en la pobreza de medios. Su equipamiento responde a un criterio de sobriedad. Los Doce, de hecho, tienen la orden de «que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja». El Maestro les quiere libres y ligeros, sin apoyos y sin favores, seguros solo del amor de Él que les envía, fuerte solo por su palabra que van a anunciar. El bastón y las sandalias son la dotación de los peregrinos, porque tales son los mensajeros del reino de Dios, no gerentes omnipotentes, no funcionarios inamovibles, no divos de gira. (Francisco, Ángelus, 15/7/2018).
XV Domingo del Tiempo Ordinario
Jesús llama a los Doce y los envía. Todo cristiano es llamado desde su bautismo a vivir el Evangelio, convirtiéndose en evangelizador, testigos del amor de Jesús, cada uno según su estado de vida. Algunos son llamados a una “consagración radical y exclusiva” en la vida sacerdotal, religiosa, misionera. Por ello, todo cristiano – en particular los jóvenes – debe preguntarse: ¿Por qué yo no?
Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 11 de julio.
Fuente: Salesianos Perú