XIX Domingo del Tiempo Ordinario

La depresión es la enfermedad de nuestro siglo. De hecho, el número de suicidios se incrementa a nivel mundial. El alcoholismo, la droga y el sexo desenfrenado, la dependencia de internet manifiestan nuestro vacío interior. Por eso, el Señor nos dice: “Levántate, come”. La vida es un largo camino.

CRISIS EXISTENCIALES

Jesús experimentó un día una suerte de fracaso pastoral a causa de muchos judíos, que le criticaron por sus palabras, a pesar de haber visto los signos que realizaba. Nadie, ni el Hijo de Dios, está exento de críticas destructivas cuando se trata de hacer el bien. Pero Jesús no se desanimó, continuó con su misión, proclamando el Reinado de Dios con signos y palabras. Y a quienes lo criticaron, les ofreció la vida eterna si es que realmente llegan a creer que Él es el pan de vida. Les brindó no un alimento cualquiera sino su propio Cuerpo y su propia Sangre, cuyos beneficios se
prolongan hasta la vida eterna. Quien coma de este Pan no volverá a tener hambre, verá renovadas sus fuerzas y luchará hasta el final, recibiendo de Dios la gloria eterna.
Hoy muchos cristianos nos vemos asaltados por crisis existenciales que desaniman. A veces son los peligros, otras veces los fracasos pastorales y otras tantas nuestros pecados e incoherencias. Nos gustaría quizás que esta lucha termine de una vez y evitarnos tantas fatigas inútiles. Sentir el cansancio y el desánimo no es necesariamente un pecado, pero sí puede serlo dejarnos vencer por esta tentación.
Una parábola moderna nos narra la historia de un payasito que fue enviado al pueblo con una cubeta a pedir ayuda porque el circo se quemaba. Tocó muchas puertas, pidió ayuda a muchas personas, quiso convencerles de que todos servían para ayudar, mas todo fue inútil. La indiferencia fue mayor. El payaso fracasó en su misión. Desanimado dejó la cubeta y se marchó, y el circo se quemó. Hay una diferencia muy grande entre Jesús y este payaso, porque el Señor no abandona la cubeta y lucha hasta morir en cruz. Él espera que luchemos, y para esto nos ofrece el alimento que renueva nuestras fuerzas.
Hoy tomamos parte en la Eucaristía y nos alimentamos del Cuerpo y de la Sangre del Señor. ¿Lo hacemos por simple rutina? ¿Creemos realmente que el Señor nos salva y nos libera de nuestras angustias cuando nos alimentamos de Él? Que el pan de vida, recibido con amor y fe, nos ayude a superar nuestros desánimos, repare nuestras fuerzas y nos permita el encuentro personal con Dios.

XIX Domingo del Tiempo Ordinario

La depresión es la enfermedad de nuestro siglo. De hecho, el número de suicidios se incrementa a nivel mundial. El alcoholismo, la droga y el sexo desenfrenado, la dependencia de internet manifiestan nuestro vacío interior. Por eso, el Señor nos dice: “Levántate, come”. La vida es un largo camino. Gracias a Dios el cristiano tiene un poderoso alimento, el “pan” que es el mismo Jesús: “Yo soy el pan de vida eterna. El que come de este pan vivirá eternamente”.
¿Sabremos aceptar el alimento que Jesús nos ofrece y perdura hasta la vida eterna, o bien seguiremos confiando en nosotros mismos?.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 08 de agosto.

Fuente: Salesianos Perú

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