No hay Navidad sin Jesús en el corazón y en la familia.
MARÍA SANTÍSIMA, MADRE DE DIOS
Durante los días pasados hemos puesto nuestra mirada sobre el Hijo de Dios, nacido en Belén; hoy dirigimos nuestros ojos a la Madre, pero recibiendo a ambos con su estrecho vínculo. Este vínculo no se agota en el hecho de haber generado y en haber sido generado; Jesús ha «nacido de mujer» para una misión de salvación y su madre no está excluida de tal misión, es más, está asociada íntimamente.
María es consciente de esto, por lo tanto no se cierra a considerar sólo su relación maternal con Jesús, sino que permanece abierta en todos los acontecimientos que suceden a su alrededor: conserva y medita, observa y profundiza, como nos recuerda el Evangelio de hoy. Ha dicho ya su «sí» y ha dado su disponibilidad para ser incluida en la aplicación del plan de salvación de Dios, que «dispersó a los que son soberbios en su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada» (Lc 1,51-53).
Ahora, silenciosa y atenta, intenta comprender qué quiere Dios de ella día a día. La visita de los pastores le ofrece la ocasión para percibir algún elemento de la voluntad de Dios que se manifiesta en la presencia de estas personas humildes y pobres. Lucas nos narra la visita de los pastores a la gruta con una rápida sucesión de verbos que expresan movimiento. Dice así: ellos van sin demora, encuentran al Niño con María y José, lo ven, y cuentan lo que les habían dicho de Él, y al final glorifican a Dios (cf Lc 2, 16-20).
María sigue atentamente esta escena – qué dicen los pastores, qué les ha ocurrido -, porque en ella ya percibe el movimiento de salvación que surgirá de la obra de Jesús, y se prepara, lista a atender cualquier solicitud por parte del Señor. Dios pide a María no sólo ser la madre de su Hijo unigénito, sino también cooperar con el Hijo y por el Hijo en su plan de salvación, para que en ella se cumplan las grandes obras de la misericordia divina. (Francisco, Ángelus, 1/01/2017)
SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA, MADRE DE DIOS
Comenzamos un año lleno de esperanzas y promesas. Dios nos lanza con su Palabra al futuro, buscando en él su presencia y fidelidad. Atentos a esa Palabra, la escuchamos y la ponemos en práctica, acompañados por María. Ella nos ofrece a su Hijo, salvación y meta de todos los hombres y mujeres de esta tierra. ¡Que la Madre de Dios mantenga el ritmo de nuestra fe y esperanza!
Al celebrar hoy la JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ, pedimos al Dios de la vida, que ha venido a traernos la paz, que ‘su’ paz se extienda por el mundo, sobre todo cambie nuestros corazones y los corazones de los que han puesto su confianza en las armas, la violencia, el desprecio, la guerra…
Que su paz reine, en particular, en nuestro país
Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 01 de Enero.
Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima
Fuente: Salesianos Perú