La Navidad del Señor

No hay Navidad sin Jesús en el corazón y en la familia.

EL AMOR SE HIZO CARNE

La Palabra de Dios, que ha creado el mundo y da sentido a la historia y al camino del hombre, se hizo carne y vino a habitar entre nosotros. Apareció como el murmullo de una brisa ligera, para colmar de asombro el corazón de todo hombre que se abre al misterio.

El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es diálogo, eterna e infinita comunión de amor y de vida. Dios nos mostró el camino del encuentro y del diálogo. Es más, Él mismo encarnó en sí mismo este camino, para que nosotros pudiéramos conocerlo y recorrerlo con confianza y esperanza.

Pero, mientras el anuncio del nacimiento del Salvador, fuente de la verdadera paz, resuena a nuestro alrededor y en el mundo entero, vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos. Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas.

Pero he aquí, en medio de la noche, el signo de esperanza. Hoy «el amor que mueve el sol y las otras estrellas» se hizo carne. Vino en forma humana, compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia. En el frío de la noche extiende sus pequeños brazos hacia nosotros, está necesitado de todo, pero viene a darnos todo. A Él pidámosle la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica.

Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque «un niño nos ha nacido» (Is 9,5). Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas. Oh Cristo, nacido por nosotros, enséñanos a caminar contigo por los senderos de la paz. (Francisco, Mensaje Urbi et Orbi, 2021)

LA NAVIDAD DEL SEÑOR

No hay Navidad cristiana sin Jesús. Ni habrá Navidad si no avivamos el fuego de la caridad concreta con el prójimo necesitado, con el que Cristo se identifica. Empecemos por casa, perdonándose los esposos, los hermanos, los familiares, los amigos, los vecinos.

Y frente a la situación de zozobra, violencia e incertidumbre en nuestro país, pedimos hoy al Señor que nazca en nuestros corazones, en nuestras familias y en las instituciones para crecer en el diálogo, conservar la institucionalidad y mantener la fraternidad de nuestro pueblo.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 25 de Diciembre.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

Comments