A Él la gloria por los siglos de los siglos.
JESUCRISTO, EL REY ESCARNECIDO
Lucas nos regala un testimonio de los momentos finales de la vida terrena del Señor. Es la escena de la crucifixión. Lo propio de su escrito es que el Señor, en los momentos de su pasión, fue escarnecido por todos, menos por un sujeto, escarnecido como Él. Se trataba de un ladrón. No conocemos su historia personal, pero podemos imaginar que circunstancias especiales de su vida le llevaron a desviar el camino correcto. Algo bueno había en el
corazón de aquel hombre y brotó en las instancias finales, tras un fortuito encuentro personal con Jesús.
La tarde de viernes santo, Jesús, siendo inocente, había sido condenado a muerte, no sin antes sufrir una cruel pasión. La gente, pueblo y soldados, no cesaba en sus burlas y humillaciones. Se decían: “¿Qué Mesías es éste que no puede salvarse a sí mismo, después de haber salvado a otros?”. Burla fácil e ironía cruel y despiadada para un rey escarnecido. “Si en verdad eres el rey de los judíos, baja de la cruz”, era un grito común. La misma cruz lucía en su parte más alta un irónico letrero cuyo tenor decía: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos”.
Uno de los ladrones, crucificados con Él, se unió a estas burlas, que dominaban el panorama. Sólo una voz desentonó, y ésta vino del otro ladrón, que tomó en serio la situación, reconociendo su delito y mirando más allá de las apariencias. Descubrió que moría junto al Rey salvador. De Él pidió misericordia y el Señor se la concedió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Aquel hombre ejerció desde la cruz su profesión, robándole el cielo a Jesús. Para ser más exactos, el Señor se lo concedió gratuitamente.
Se cierra este año litúrgico y en una escena dramática, una mezcla de burla y llanto, Lucas nos presenta a Cristo como Rey: el ungido de Dios, el Rey de los judíos, cuyo trono y corona se revelan misteriosamente en el silencio de una cruz tormentosa. Un Rey que muere perdonando, y cuyo reino es amar y servir. A este Rey se le reconoce, reconocerle es acatarle, y acatarle en el fondo es vivir como él nos enseña. ¿Es Cristo nuestro Rey? (JAP)
JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Hoy, último domingo del año litúrgico, antes de empezar el tiempo de Adviento, se nos invita a contemplar a Jesús, Rey del universo, clavado en la cruz.
Con la mirada puesta en Jesús descubriremos su último gran gesto de misericordia, que llena de felicidad a todos los pobres y pecadores, y a la vez nos enseña en qué consiste su realeza. Es una realeza que se manifiesta en el servicio y la entrega hasta la muerte.
Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 20 de Noviembre.
Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima
Fuente: Salesianos Perú