María ayude a los que están llamados al sacerdocio y a la vida consagrada para acoger con alegría y disponibilidad la invitación de Cristo a ser sus
colaboradores.
EL VERDADERO PASTOR
En el Evangelio, Jesús se presenta como el verdadero Pastor del Pueblo de Dios. Habla de la relación que lo une a las ovejas del rebaño, es decir a sus discípulos, e insiste en el hecho de que es una relación de conocimiento recíproco. «Mis ovejas – dice – escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás». Leyendo atentamente esta frase, vemos que la obra de Jesús se expresa en algunas acciones:
Jesús habla, Jesús conoce, Jesús da la vida eterna, Jesús custodia.
El Buen Pastor, Jesús, está atento a cada uno de nosotros, nos busca y nos ama, dirigiéndonos su palabra, conociendo en profundidad nuestros corazones, nuestros deseos y nuestras esperanzas, como también nuestros fracasos y decepciones. Nos acoge y nos ama tal y cómo somos, con nuestros defectos y virtudes. Para cada uno de nosotros Él “da la vida eterna”: es decir, nos ofrece la posibilidad de vivir una vida plena, sin fin. Además, nos cuida y guía con amor, ayudándonos a atravesar los senderos escarpados y los caminos arriesgados que se presentan en el itinerario de la vida.
A los verbos y a los gestos del Buen Pastor, hacen eco los verbos que se refieren a las ovejas, es decir a nosotros: “escuchan mi voz”, “me siguen”. Son acciones que muestran cómo debemos corresponder a las actitudes tiernas y atentas del Señor. En efecto, escuchar y reconocer su voz implica intimidad con Él, que se consolida en la oración, en el encuentro de corazón a corazón con el divino Maestro y Pastor de nuestras almas. Esta intimidad con Jesús, este ser abierto, este hablar con Jesús, refuerza en nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de los caminos
equivocados, abandonando comportamientos egoístas, para encaminarnos por las sendas nuevas de la fraternidad y del don de nosotros mismos, a imitación suya.
Jesús es el único Pastor que nos habla, nos conoce, nos da la vida eterna y nos protege. Nosotros somos el único rebaño y solamente tenemos que esforzarnos por escuchar su voz, mientras Él escruta con amor la sinceridad de nuestros corazones. (Francisco, Regina Caeli, 12/05/2019)
Domingo IV de Pascua
Como cada domingo nos reunimos alrededor de la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, convocados y presididos por el Señor vencedor de la muerte. Y hoy celebramos al Señor resucitado como el Buen Pastor. Como el que ha vivido una vida totalmente abierta a Dios y a nosotros. Como el que da sin esperar nada a cambio. Como el que es capaz de dar su vida para que nosotros participemos por siempre de la misma vida de Dios. Alegrémonos y gocemos por ser discípulos del Señor que nos ama.
En la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones pidamos al Señor este don para su Iglesia..
Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 08 de Mayo.
Fuente: Salesianos Perú