II Domingo de Adviento

A María le pedimos que nos sostenga en el camino espiritual, para acoger con fe y con amor la venida del Salvador.

ESCUCHEMOS LA VOZ DE DIOS

El Evangelio de este segundo domingo de Adviento nos presenta a Juan Bautista, el cual se retiró al desierto de Judea y, con su predicación, llamó al pueblo a convertirse para estar preparado para la inminente venida del Mesías. San Gregorio Magno comenta que el Bautista «predica la recta fe y las obras buenas… para que la fuerza de la gracia penetre, la luz de la verdad resplandezca, los caminos hacia Dios se enderecen y nazcan en el corazón pensamientos honestos tras la escucha de la Palabra que guía hacia el bien». El precursor de Jesús, situado entre la Antigua y la Nueva Alianza, es como una estrella que precede la salida del Sol, de Cristo, es decir, de Aquel sobre el cual «reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor» (Is 11, 2).

En el tiempo de Adviento, también nosotros estamos llamados a escuchar la voz de Dios, que resuena en el desierto del mundo a través de las Sagradas Escrituras. De hecho, la fe se fortalece cuanto más se deja iluminar por la Palabra divina, por «todo cuanto fue escrito en el pasado… para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza» (Rm 15, 4).

El modelo de la escucha es la Virgen María: «Contemplando en la Madre de Dios una existencia totalmente modelada por la Palabra, también nosotros nos sentimos llamados a entrar en el misterio de la fe, con la que Cristo viene a habitar en nuestra vida. San Ambrosio nos recuerda que todo cristiano que cree, concibe en cierto sentido y engendra al Verbo de Dios en sí mismo» (VD 28). 

Queridos amigos, «nuestra salvación se basa en una venida», escribió Romano Guardini. «El Salvador vino por la libertad de Dios… Así la decisión de la fe consiste… en acoger a Aquel que se acerca». «El Redentor —añade— viene a cada hombre: en sus alegrías y penas, en sus conocimientos claros, en sus dudas y tentaciones, en todo lo que constituye su naturaleza y su vida». (Benedicto XVI, Ángelus, 5/10/2010)

II DOMINGO DE ADVIENTO

Es necesario preparar el camino del Señor con una conversión profunda y auténtica del corazón. Pero esto no basta. Nuestra vocación es ser mensajeros. Todo bautizado se siente impulsado a atraer la atención sobre Cristo Salvador, para que sus dones alcancen a todos.
La tarea maravillosa de los discípulos de Jesús es dar a conocer al mundo la presencia y la salvación de Cristo: “En medio de ustedes hay uno que no conocen”.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 04 de Diciembre.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

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