I Domingo de Adviento

María, Virgen vigilante y Madre de la esperanza, nos guía y ayuda a dirigir la mirada hacia Jesucristo, que atrae a todos los hombres.

CONFLUIRÁN TODAS LA NACIONES…

Hoy, primer domingo de Adviento, comienza un nuevo año litúrgico. En estas cuatro semanas de Adviento, la liturgia nos lleva a celebrar el nacimiento de Jesús, mientras nos recuerda que Él viene todos los días, y que regresará gloriosamente al final de los tiempos. Esta certeza nos lleva a mirar al futuro con confianza, como nos invita el profeta Isaías, que con su voz inspirada acompaña todo el camino del Adviento.

En la primera lectura, Isaías profetiza que «sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones». El templo del Señor en Jerusalén se presenta como el punto de encuentro de todos los pueblos. Después de la Encarnación, Jesús mismo se reveló como el verdadero templo. Por lo tanto, la maravillosa visión de Isaías es una promesa divina y nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de toda la historia. Los que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla a través de los caminos del Señor. El Adviento es el tiempo para acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para mostrarnos los caminos de Dios. 

En el Evangelio, Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: «Velen, pues, porque no saben qué día vendrá su Señor». Velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a dar y servir. ¡Eso es velar! El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de establecer relaciones verdaderamente humanas, por la incapacidad de hacerse cargo de nuestro hermano aislado, abandonado o enfermo. La espera de la venida de Jesús debe traducirse, por tanto, en un compromiso de vigilancia. Se trata sobre todo de darle la primacía a Dios. Vigilancia significa también estar atento al prójimo en dificultades, dejarse interpelar por sus necesidades, sin esperar a que nos pidan ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como Dios siempre hace con nosotros. (Francisco, Ángelus, 1/12/2019)

I DOMINGO DE ADVIENTO

Comenzamos el tiempo de Adviento, el tiempo de la venida del Señor, el tiempo que nos llama a preparar sus caminos. Abramos nuestros corazones a esa venida.
Dispongámonos a preparar bien la acogida que él espera de nosotros. Estemos preparados, “vigilantes” y “despiertos”, con la mirada fija en Él; pero con los pies bien puestos en esta tierra, con obras de amor hacia el pobre.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 27 de Noviembre.

Fuente: Parroquia María Auxiliadora de Lima

Fuente: Salesianos Perú

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