Domingo de Pascua

¡Cristo vive! Él es la esperanza y la juventud para cada uno de nosotros y para el mundo entero. Dejémonos renovar por Él. ¡Feliz Pascua!

TODO SE VUELVE JOVEN

Hoy la Iglesia renueva el anuncio de los primeros discípulos: «Jesús ha resucitado». Y de boca en boca, de corazón a corazón resuena la llamada a la alabanza: «¡Aleluya!… ¡Aleluya!». En esta mañana de Pascua, juventud perenne de la Iglesia y de toda la humanidad, quisiera dirigirme a cada uno de ustedes: «Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los
miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Christus vivit, 1-2).

La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón. Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad. Cristo vive y se queda con nosotros. Muestra la luz de su rostro de Resucitado y no abandona a los que se encuentran en
el momento de la prueba, en el dolor y en el luto. 

Que ante los sufrimientos de nuestro tiempo, el Señor de la vida no nos encuentre fríos e indiferentes. Que haga de nosotros constructores de puentes, no de muros. Que Él haga cesar el fragor de las armas, tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades, e impulse a los líderes de las naciones a trabajar para poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas. Que el Resucitado abra nuestros corazones a las necesidades de los pobres, los desempleados, los marginados, los que llaman a nuestra puerta en busca de pan, de un refugio o del reconocimiento de su dignidad. (Francisco, Mensaje Urbi et Orbi, 21/04/2019)

Domingo de Pascua

Hermanos, sean bienvenidos en este día luminoso de la Pascua, a celebrar la resurrección del Señor. Jesús, el crucificado, vive ahora para siempre: ha resucitado. Su paz, su gracia, su amor inmenso, su vida que es nuestra vida, estén siempre con todos nosotros.

Nada es más fuerte que el amor de Dios. Nada, ni todo el mal que los hombres somos capaces de cometer, ni toda la tristeza que hay en nuestro mundo, pueden deshacer el proyecto de amor que Dios ha iniciado con Jesús y que nos ofrece como un don de infinita bondad.

Celebremos la resurrección del Señor con el corazón
lleno de acción de gracias. Porque Dios nos quiere con un amor inmenso.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 17 de Abril.

Fuente: Salesianos Perú

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