31 May

Ascensión del Señor

Es el Espíritu Santo el verdadero artífice del multiforme testimonio que la Iglesia y cada bautizado ofrecen al mundo.

REGRESARON CON GRAN GOZO

Hoy contemplamos el misterio de Jesús que sale de nuestro espacio terreno para entrar en la plenitud de la gloria de Dios, llevando consigo nuestra humanidad. Es decir, nosotros, nuestra humanidad entra por primera vez en el cielo. El Evangelio nos muestra la reacción de los discípulos. No hubo en ellos dolor y desconsuelo, sino que se postraron «ante él, y se volvieron a Jerusalén con gran gozo».

Es el regreso de quien no teme ya a la ciudad que había rechazado al Maestro, que había visto la traición de Judas y la negación de Pedro. A partir de aquel día para los apóstoles y para todo discípulo de Cristo fue posible habitar en todas las ciudades del mundo, también en las más atormentadas por la injusticia y la violencia, porque sobre todas las ciudades está el mismo cielo y cualquier habitante puede alzar la mirada con esperanza. Jesús, Dios, con su cuerpo de hombre está en el cielo. Y esta es nuestra esperanza, es nuestra ancla.

En este cielo habita aquel Dios que se ha revelado tan cercano que llegó a asumir el rostro de un hombre, Jesús de Nazaret. Él permanece para siempre el Dios-con-nosotros y no nos deja solos. Podemos mirar hacia lo alto para reconocer delante de nosotros nuestro futuro. En la Ascensión de Jesús, el crucificado resucitado, está la promesa de nuestra participación en la plenitud de vida junto a Dios.

Los discípulos regresaron a la ciudad como testigos que con gozo anuncian a todos la vida nueva que viene del Crucificado resucitado, en cuyo nombre «se predicarán a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados». Este es el testimonio que cada domingo debería salir de nuestras iglesias para entrar durante la semana en las casas, en las oficinas, en la escuela, en los lugares de encuentro y de diversión, en los hospitales, en las cárceles, en las casas para ancianos, en los lugares llenos de inmigrantes, en las periferias de la ciudad… Este testimonio nosotros debemos llevarlo cada semana: ¡Cristo está con nosotros; Jesús subió al cielo, está con nosotros; Cristo está vivo! (Francisco, Regina Caeli, 8/05/2016)

Ascensión del Señor

Contemplamos hoy gozosamente a Jesús, nuestro hermano, nuestro Señor. Allí, en aquel monte cercano a Jerusalén, los discípulos viven aquella experiencia que es todo un signo para nosotros: Jesús, aquel que habían amado y seguido por los caminos de Palestina, aquel que había muerto en la cruz, asciende glorioso al cielo. Aquel que es hombre como nosotros, tiene toda la vida de Dios.
Hoy en la fiesta de la Ascensión del Señor, miramos hacia Jesús y celebramos su vida nueva. Y nos miramos también a nosotros mismos y celebramos la alegría de ser llamados, con todas nuestra debilidades, a compartir para siempre esta vida.

Puedes acceder al documento desde el siguiente enlace: Pan del Alma 28 de Mayo.

Fuente: Salesianos Perú